En el ser humano existe la tendencia primitiva hacia las costumbres justamente por responder a principios naturales de adaptación. Este principio nos autoriza a considerar que tener hábitos es parte del ser humano. Para el contexto de este escrito, entiéndase hábito como la ejecución sin criticidad de una adopción de prácticas incuestionadas y hasta prescritas.
Justamente, el problema son los malos hábitos: vivir en un pasado sin retorno, esperar lo que nunca llegará, lamentar lo que no tiene remedio, desear algo y, para colmo, no hacer nada para conseguirlo. Es necesario despojarse de este tipo de ideas y avanzar.
La tarea de cambiar un hábito es compleja. Se necesita reprogramar todo el proceso de la repetición. Lo esencial concientizarse sobre la realidad ya que impide que el error se convierta en hábito. Prestar atención a lo que se hace para corregirse. El pasado ya pasó y el futuro todavía no llega.
En la mente como en el campo, se cosecha lo que se siembra. Además relacionando el objetivo con otras metas valiosas generamos evolución entre los hábitos positivos. Creer que es posible cumple con el principio de la fe que mueve montañas o como dicen, Querer es poder.
Aquí diez hábitos para poner en práctica en el trabajo:
- Trate de hacer todo bien, desde el principio hasta el final, cuidando los detalles.
- Planee con tiempo cada uno de los procesos y actividades. Así se evitarán las improvisaciones que tanto daño hacen a la calidad.
- Ponga los cinco sentidos en lo que hace -atención y concentración-: requiere esfuerzo pero vale la pena por la calidad obtenida.
- No se acelere, declárele la guerra a las urgencias. Serenidad, calma, pero sin pausa.
- Revise las cosas dos veces. Tenga una actitud permanente de autoevaluación de sí mismo y de todo lo que hace. No se conforme con la calidad obtenida.
- Cuidando las cosas pequeñas, la calidad se convierte en excelencia: cada vez un poco mejor.
- Tenga ojos para ver lo que otros no ven: detalles que pueden ser mejorados. Detecte los problemas cuando son pequeños y soluciónelos en ese momento.
- De nada sirve cuidar la calidad de vez en cuando, o en algunos procesos. La calidad es en todo y siempre.
- Armonía en los detalles. Buen gusto. La calidad es bella y lo pequeño es hermoso.
- Calidad en nuestro ser. Calidad en nuestras actividades. Calidad en las cosas.
Y recordar que el cochino y el mezquino pasa dos veces por el camino.
Por:
Daniela Fernández.
Quality Assurance